10/10/16

Flâneur

El flâneur es una forma de vivir ese proceso. El flâneur pasea reconociendo la urbe, descifrándola, leyendo entre los ladrillos, las aceras, deconstruyendo y volviendo a construir cada casa, cada bloque o cada arco del puente. 

Eso sí, ejercitarse como flâneur puede ser un riesgo. Por ejemplo, pudiera ser que al pasear por alguna zona concreta tengas acceso a una serie de recuerdos, a una serie de infancias, que pretendías desterradas. Cada cual a su modo, puede encontrarse que frente a sí un edificio ocupa lo que en otra época era tierra y dos porterías lo insuficientemente regias. 

Hace apenas unos días salió la noticia (la enésima noticia) sobre la reconstrucción del Estadio de San Eulogio. Supongo a alguna gente contenta. A otra la asumo escéptica. El nuevo proyecto (el enésimo proyecto) contará con la restauración de gradas, vestuarios y campo con la implantación de césped artificial, además de una zona deportiva extra con gimnasio, pista de pádel y una zona de comercio y ocio que hará las delicias del vecindario. Es de suponer que en breve se podrán disfrutar unos ricos cupcakes. 

La llegada del proceso de gentrificación puede estar al caer, y el Campo de la Verdad puede experimentarlo con el proyecto de San Eulogio (“gentrificado sea tu terreno” rezará en una de las puertas del estadio). Moverse como flâneur permite reconocer este proceso de aburguesamiento que significa la gentrificación. Un proceso camuflado bajo el discurso de la revitalización. Como si de verdad, en estos prados, no hubiese ya vida. Están en juego otras cosas. 

Decía Neruda que “como una flor a su perfume, estoy atado a tu recuerdo impreciso”. Esos recuerdos imprecisos, que parecen se presentan como en sepia e inmóviles, nos ayudan a tomar tierra ante los discursos del futuro, o al menos, a replantearnos si estos discursos cumplen realmente con las necesidades reales de un barrio cualquiera. 

Aunque en tierra ya no se pueda jugar al fútbol (ni en la calle tampoco, por cierto), despertarse barrionalista algunas veces, puede ser un precioso estímulo para salir a pasear, como un flâneur cualquiera, porque ayuda a repensar si nos vendría bien cambiar el “construir para” por el “construir con”. Y ese día sí que será hermoso. PUBLICADO POR JAVIER BLANCART EN CÓRDOBA DEPORTE EL 05/10/2016

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